viernes, 3 de febrero de 2017

Gobierno y S-22 miden fuerzas

Mario Jimenez Leyva

Los dos oponentes, como en una pelea pactada a 12 asaltos.



En la ceremonia de pesaje los contendientes, Eloy “El Profe” López Hernández y Alejandro “Gover” Murat Hinojosa exhibieron sus capacidades y habilidades. Ante los reflectores de los medios de comunicación, se midieron, mostraron músculo y recurrieron a todos los ardides para ostentar superioridad ante el contrario.

En la arena del palacio de gobierno, con igual aforo que la MGM Gran Arena de Las Vegas, Estados Unidos, durante la pelea entre Floyd Mayweather y Óscar de la Hoya, los pugilistas recurrieron a los esparring, entrenadores, preparadores físicos y hasta cubeteros para intimidar al oponente.

A las 10:00 horas, el equipo de “El Profe” irrumpió en el gran salón con el grito intimidatorio: “¡ya vamos llegando y los muratistas están temblando!”, además de: “sección 22, la única no hay dos” y “cuando el pueblo se levante por pan, libertad y tierra, temblaran los poderosos de la costa hasta la sierra”.

Lo que no generó mayor inquietud al “Gover” que continuaba con sus ejercicios de elasticidad en su gimnasio de la parte superior del inmueble.

Cinco minutos esperó antes de mirar de frente a su ponente, mientras sus entrenadores Alejandro Avilés Álvarez, Héctor Joaquín Carrillo Ruíz, Germán Cervantes Ayala y Hermenegildo Velásquez Ayala, hacían lo propio con los representantes de “El Profe”, con una mesa de por medio.

Ceremonia de pesaje

Con recelo el grupo de gimnasio Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, saludó de mano al “Gover”, cuando después de llegar hasta donde se había instalado la báscula, tendió la diestra a cada uno de los que se encontraban en la primera fila.

Ni siquiera el pugilista de las lides magisteriales fue capaz de ignorar el acto de cortesía. Lo que sí hizo y después de tres invitaciones, fue no sentarse ante su oponente. Durante toda la ceremonia permaneció de pie, al igual que su equipo, para no dar muestras de debilidad o consentimiento.

En las declaraciones la pose fue la ya conocida. “El Profe” rechazó al nuevo reglamento, pidió nada de golpes bajos o piquete de ojos, pero sobre todo respeto a su condición de boxeador profesional. Además de reconocimiento de los amateurs y su pago desde la primera salida al ring.

Juego limpio

Mientras el “Gover” propuso una pelea limpia, pugnar por mejores condiciones para la afición y transformar el espectáculo para generar mayores ganancias a los pugilistas, promotores y público asistente.

En medio de fotógrafos, camarógrafos y reporteros de diarios, radio y televisión, los boxeadores no dejaron ni un momento de mirarse directamente a los ojos, ni cuando firmaban el contrato de la próxima gran pelea.

- "Cuando quieran (se instalan las mesas de negociación)”. Invitaba el “Gover”.

-Pues, hoy. Respondía "El Profe", apoyado por su numeroso equipo: “¡hoy, hoy, hoy!”.

Pero no pasó nada. Cada quien se mantuvo en su sitio y optó por no generar ninguna reyerta cuando ya cada uno había dado el peso reglamentario, porque, a pesar de todo, no estaban preparados ni para peleas de sombra.

Sin ningún protocolo o guía para la ceremonia de pesaje, el pugilista oficial asumió el control del ceremonial.

-¡Pues la foto! Expresó en tanto en colocaba en medio del equipo de su oponente, sin que nadie se atreviera a detenerlo. Junto a “El Profe”, extendió ambos brazos y mostró la mejor de sus sonrisas.

Que no abandonó, a pesar de que el equipo de su oponente entonaba ya a todo pulmón: Venceremos, venceremos,

mil cadenas habrá que romper,

venceremos, venceremos,

la miseria (al fascismo) sabremos vencer.

La pelea está pactada a 12 rounds, aunque aun se espera fecha por confirmar.

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