FELIPE SÁNCHEZ JIMÉNEZ
Decir que de una buena vez le vayan entregando los bártulos del poder al cartel 22 y a sus más de cien organizaciones “sociales”, para que el dueño del Morena permita un respiro a Oaxaca, no es sandez. Más bien, puede ser tomado como un acto de desesperación de los oaxaqueños que ya no soportan la ingobernabilidad que está provocando el magisterio con sus interminables plantones, marchas y demás acciones violentas. 
Resulta que los anquilosados consejeros gubernamentales no se han dado cuenta de una jugada política fundamental. La intención de los capos magisteriales de obtener del gobierno la mayor cantidad de dinero posible y prebendas al por mayor para sus activistas con credencial de “profesor”, es cosa secundaria. 
La consigna fundamental que han recibido es desestabilizar a Oaxaca, cada día con mayor beligerancia, hasta crear un ambiente de ingobernabilidad que el próximo año, capitalice el señor López Obrador. Es decir, quiere medrar políticamente sobre la desgracia de los oaxaqueños.
Esto explica que a la buena fe de Alejandro Murat, de dialogar directamente con sus dirigentes formales y concederles más plazas sin el examen que ordena la Reforma Educativa, respondan con una actitud francamente temeraria. Ayer enviaron supuestos estudiantes normalistas a plantarse frente a la entrada principal del palacio de gobierno. Al desplegar sus tiendas de campaña -todas nuevecitas, de paquete-, dan el mensaje de que la presión es “hasta donde tope”.
Tampoco está fuera de lugar que este columnista exprese que volvieron a fallar los asesores del gobernador al recomendar darle “al maistro lo que pida”.
La actitud soberbia y violenta de los capos del cartel 22 es producto de los buenos resultados que les deja su vieja estrategia de presión basada en la “movilización-negociación”. Están convencidos de que entre más alborotadores sean, más arrinconarán al gobierno hasta debilitarlo para seguir medrando con fruición.
En contraparte, los asesores del gobernador considerados una especie de “gurús” en el tejemaneje de la relación con el cartel 22, como Abel Trejo, parecen operar con métodos obsoletos. No hay otra explicación para entender lo siguiente:
Contra los lineamientos de la Reforma Educativa, el gobierno de Oaxaca les autoriza más plazas para sus activistas, más dinero público, les han ofrecido cancelar órdenes de aprehensión contra sus porros y el Ejecutivo acepta sentarse con ellos directamente cada que lo piden, hasta desgastarlo políticamente.
Recomendar darles todo a cambio de nada resulta perjudicial. Lo estamos viendo. A partir de que Alejandro Murat los escuchó con una paciencia patriarcal, incluso soportando desplantes de los “revolucionarios” con salarios y prestaciones privilegiados del gobierno, la respuesta fue impolítica. Los capos ordenaron más virulencia en sus actos de presión. 
Llegaron al grado de secuestrar por casi 15 horas a mujeres empleadas de Ciudad Administrativa. Una embarazada desmayó, otra resultó herida al tratar, en su desesperación por ir a ver a sus hijos, saltar el enrejado. Estas acciones ponen en claro su verdadero objetivo: seguir avasallando hasta llegar al 2018. 
La negociación política de parte del cartel 22 es mero disimulo. No respeta el valor de la palabra. No les interesa alguna tregua en su campaña de ultraje contra Oaxaca ni ceder en lo más mínimo para restablecer la paz social. Obedecen a los intereses políticos del partido MORENA y su propietario AMLO. Por más ofrecimientos políticos que les hagan, por más dinero público e impunidad que reciban, son inmutables; su principio es el dinero y usan como pretexto la educación pública para disfrazar sus fines perversos.
Vicios como el de entregarles cada año más de mil 500 millones de pesos de dinero público a fondo perdido, es imposible corregirlos. Tratar de cambiar las reglas de un manotazo daría pauta para que, otra vez, incendien Oaxaca. Pero hay que establecer nuevas reglas.
EL ALIADO ES EL PUEBLO
Lo que al gobernador conviene, para bien de Oaxaca, es una nueva estrategia. Hacer del pueblo y de los verdaderos maestros, sus aliados.
Es evidente el miedo con que el director general del IEEPO actúa. Yerros descomunales como marginar a los maestros con perfil académico, que han acatado los lineamientos de la Reforma educativa y haber entregado de facto a los capos de la 22, las ventajas de la llamada “bilateralidad” (facultad para tomar decisiones que corresponden solo a la autoridad educativa), hablan de la urgencia de cambio de estrategia en la conducción de la política educativa.
No solo los verdaderos maestros manifiestan su deseo de que el gobierno recupere la autoridad educativa. Los padres de familia también reclaman su derecho a opinar en la educación de sus hijos.
Hacen sugerencias como la siguiente: Demandan transparentar las negociaciones del magisterio de la Sección 22 de la CNTE con el gobierno del estado, para conocer lo que exige y otorga cada una de las partes y tratar de recobrar la credibilidad en el magisterio y en la autoridad educativa.
La Coordinadora Estatal de Padres de Familia, “Por una Cultura Educativa”, Luisa García Cruz, pidió hacer públicas las mesas de trabajo con la dirigencia de la Sección 22, inclusive televisarlas por el canal oficial del Gobierno del Estado, para evitar más “negociaciones en los obscurito”.
Destacó que con la presencia de todos los medios de comunicación, se buscará hacer más claros y precisos en lo que el magisterio exige y se evite la desinformación en el sentido de que ambas partes se culpan, de que hay cerrazón o las exigencias magisteriales son exageradas y fuera de contexto de la Reforma Educativa. “Como padres de familia merecemos respeto y tenemos el derecho de conocer que es lo que se está tratando en las mesas de negociaciones, que se ha negociado y como se ha negociado, porque en materia educativa, Oaxaca sigue en los últimos lugares en aprovechamiento educativo”.
Aquí está la clave, solo falta decisión.
 
 
 
 
 
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