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Al Margen
+ Ante el declive de EPN, en México sí podría haber un TUCPN
+ Lecciones de 2006: los gobernadores unidos contra Madrazo
Se puede establecer, como hipótesis de trabajo rumbo a 2018, que los gobernadores emanados del PRI apoyarán al candidato presidencial de ese partido, puede ser, como también podría ocurrir que se forme una coalición total o parcial, de los propios gobernadores priistas en contra de su abanderado, para ganar —o recuperar— márgenes de libertad y negociación a partir de la derrota priista. Eso es exactamente lo que ocurrió en 2006. Por ello resulta importante entender a detalle dicho contexto, porque de alguna manera resulta una especie de deja vú sobre lo que podría ocurrir ahora.
En efecto, existen pocos estudios sobre ese periodo en particular de la historia reciente, pero uno que resulta por demás destacado es el de Guadalupe Pacheco (http://bit.ly/2nnKD4s), quien establece un análisis certero sobre las posibles causas de las traiciones y las maniobras al interior del PRI en la elección presidencial de 2006, que lo llevaron a un lejano tercer lugar en los resultados electorales. Buena parte de esa explicación se basa en las condiciones exógenas. Pero también queda claro que influyó mucho lo que pasaba en las entrañas del Revolucionario Institucional.
En ese contexto, Pacheco señala la heterogeneidad de los gobernadores y la importancia que éstos representaban en la geografía electoral de aquel año —y de siempre. En esa lógica, señala que el primer grupo de gobernadores que claramente se podía discernir en el otoño de 2004 era el formado por los gobernadores de Oaxaca, Tabasco y Campeche, cohesionado en torno al presidente nacional del PRI, Roberto Madrazo. También estuvieron los gobernadores de Guerrero y Quintana Roo, pero estaban a punto de dejar su cargo. El rasgo común entre estos mandatarios era que a pesar de haber sido postulados candidatos e iniciado su gestión en el último tercio de la administración zedillista, por diferentes circunstancias fueron rebeldes a los designios centralistas del entonces Presidente de la República.
El segundo grupo se dio a conocer abiertamente en noviembre de 2004 y lo integraron los gobernadores de los estados de Nuevo León, Sonora, México, Veracruz, Tamaulipas, Hidalgo y Coahuila, pero los cinco últimos estaban por terminar su gestión; también formó parte de este núcleo el senador Enrique Jackson; todos ellos fueron políticos alineados con el gobierno de Zedillo y aunque se auto-denominaron Unidad Democrática, por su conocido móvil de oponerse a Madrazo, fueron ampliamente conocidos como TUCOM (acrónimo de la frase ‘todos unidos contra Madrazo’). Desde la primavera de 2004, este grupo forjó una alianza, que en aquel momento no se hizo pública, con Elba Esther Gordillo, la líder sindical que hasta ese momento seguía ocupando nominalmente la secretaría general del CEN del PRI, con el fin de impedir que Madrazo fuese el candidato presidencial del PRI en 2006.
Por último, el tercer grupo emergería más claramente en la primavera de 2005 y lo conformaron un grupo de mandatarios recién electos en Veracruz, Durango, Chihuahua, Sinaloa, Tamaulipas, Colima y Puebla; por lo que su acceso a la gubernatura ocurrió cuando ya la Presidencia de la República no era ocupada por el PRI, lo que amplió su margen de maniobra política. Aunque la mayor parte de ellos estuvieron precedidos en ese cargo por mandatarios adversos a Madrazo, guardaban alguna distancia respecto al TUCOM porque no estaban de acuerdo con la influencia de Gordillo dentro de este último grupo.
GRUPOS INTERNOS
¿Qué posiciones fueron tomando cada uno de los gobernadores priístas durante los meses finales de la campaña, en mayo y junio de 2006? ¿Cómo evolucionaron los grupos determinados, los numerosos cambios de gobernador que ocurrieron a lo largo de 2005?
Durante el primer semestre de 2006, varios gobernadores adversos a Madrazo le regatearon el apoyo a su campaña presidencial, esta dinámica se hizo más patente conforme se acercaba la fecha de la elección y las encuestas de opinión seguían colocando a Madrazo en un lejano tercer lugar en la contienda por la Presidencia de la República. Los diecisiete gobernadores priístas seguramente revisaron sus cálculos estratégicos sobre que actitud tomar ante esa situación. Ante un escenario que percibieron en términos de “o López Obrador o Calderón Hinojosa”, algunos mandatarios empezaron a sopesar qué les convenía más, acercarse a uno o a otro, pues uno de ellos sería el futuro Presidente de la República. Simplemente, era un problema de realismo político. Por otra parte, ante la muy tangible posibilidad de que el PRI perdiera por segunda ocasión la elección presidencial, el peso político de los gobernadores se fue reevaluando más, mientras que el de Madrazo se fue desdibujando.
Entre los gobernadores que de modo abierto se habían alineado en torno a Madrazo desde principios de 2005, la situación sufrió modificaciones. De aquel núcleo básico, Ulises Ruiz seguía siendo uno de sus apoyos más fuertes, pero en esta etapa, sus esfuerzos políticos tuvieron que concentrarse en resistir la embestida de un movimiento en su estado que buscaba su destitución. En lo que respecta al gobernador Manuel Andrade, de Tabasco, mantuvo su apoyo a Madrazo, pero también estaba concentrado en contener el fuerte avance del PRD en aquel estado. Jorge Hurtado de Campeche, gobernador desde 2003, también seguía apoyándolo. Por su parte, Mario Marín, el nuevo gobernador de Puebla desde 2005, apoyó los actos de campaña de Madrazo en el estado, a pesar del fuerte desgaste político al que fue sometido durante buena parte de 2006. Además de Marín, tres nuevos gobernadores de reciente elección se sumaron a los que apoyaban a Madrazo, uno de ellos fue Humberto Moreira, el nuevo gobernador de Coahuila, donde el SNTE tenía gran influencia, y que a diferencia de su antecesor en el cargo, se alineó con Madrazo y ocupó un lugar central en su equipo. Los otros dos fueron Ney González, quien llegó en 2005 a la gubernatura de Nayarit, apoyado por Madrazo, y Silverio Cavazos en Colima. En total, siete mandatarios.
Entre los claros opositores a Madrazo se contaban Natividad González, de Nuevo León; Eduardo Bours, de Sonora, así como dos nuevos gobernadores: Miguel Osorio, de Hidalgo, y Eugenio Hernández, de Tamaulipas. Este grupo mantenía una línea de continuidad con los fines perseguidos por el grupo conocido como TUCOM, que se había formado a fines de 2004. En total, eran cuatro gobernadores.
Los otros seis gobernadores tuvieron posiciones variadas y trataron de guardar una posición más independiente respecto a los dos primeros grupos. José Reyes, gobernador de Chihuahua desde fines de 2004, mantuvo una posición más bien moderada y discreta, como de interlocutor entre ambos polos. Fidel Herrera, de Veracruz, no simpatizaba con Madrazo pero tampoco era cercano del grupo encabezado por el mandatario neoleonés y menos aún de su predecesor en la gubernatura. Enrique Peña, sucesor de Arturo Montiel en el Estado de México, más bien estaba interesado en consolidar su liderazgo entre los gobernadores priístas, por lo que en aquel momento buscó posicionarse como punto de intersección y de interlocución entre ambos bandos, si bien tendía a inclinarse más bien del lado del TUCOM. Los gobernadores de Sinaloa, Jesús Aguilar; de Quintana Roo, Félix González, y el de Durango, Ismael Hernández, no externaron en ese momento su posición, pero a la postre serían más cercanos al segundo grupo liderado por el mandatario neoleonés.
REEDICIÓN
¿En 2018 los gobernadores son homogéneos con Peña Nieto y quien resulte su candidato? Queda claro que no. Por eso, como ejercicio, resulta interesante corroborar la pluralidad de posturas e intereses que puede haber al interior de un partido aparentemente disciplinado como el PRI. Todavía es temprano. Pero no dejemos de considerarlo.
Opinión de Adrián Ortiz Romero Cuevas
 
 
 
 
 
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