viernes, 24 de febrero de 2017

Enemigos de la educación

En Oaxaca el tema educativo está permanentemente en los medios de comunicación, en la opinión pùblica, en general en la sociedad, que preocupada se entera de acciones que afectan la formación de los niños y jóvenes. No hay día que pase sin que se reporte, informe, comente, lo que de manera negativa sucede en el sistema educativo estatal, en las instituciones de educación media y superior, en la “Máxima casa de estudios”, en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca.

La revisión rápida de las notas que se publican confirma esta situación. La Secciòn 22 rechaza la aplicación del programa “Escuelas al Cien”, destinado a rescatar, reconstruir, remodelar, los edificios escolares, así como dotarlos de anexos indispensables como: sanitarios, aulas de medios, espacios deportivos y de usos múltiples, instalación de bebederos, dotación de mobiliario y equipos. Se desprecian 2 mil millones de pesos porque el programa es parte de la Reforma Educativa.

Los normalistas que exigen plazas automáticas reactivan las movilizaciones que dañan a terceros. El sindicato de trabajadores del Colegio Nacional de Educación Profesional (Conalep) cierra oficinas, dejan sin clases a los alumnos de los planteles del estado. Maestros y empleados de los Colegios Científicos y Tecnológicos se movilizaron hasta lograr el despido del funcionario encargado de la dirección y administración de los planteles del estado. En otros momentos han sido los Colegios de Bachilleres. En escuelas primarias se rechazan a los directivos nombrados por la dirigencia seccional, no por la dirección del IEEPO.

Lo que ya no es noticia es que en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca ha sido nuevamente cerrada. Los màs de 20 mil estudiantes regresan a sus domicilios cargando su frustración. Otra vez sin clases. Nuevamente los trabajadores, empleados y maestros, deciden paralizar las actividades. Motivos no les faltan y si así fuera, los crean, los inventan. El caso es no trabajar pero si cobrar y recibir las prestaciones que por Ley deben otorgarles, además de las que se arrancan a las autoridades en las repetidas negociaciones, en las revisiones de los contratos colectivos. Son al menos cinco los sindicatos que existen en la casa de estudios y todos recurren a emplazamientos de huelga.

A la manera de la Sección 22, aplican la estrategia: movilización- negociación- movilización. De ahí los paros de 12 horas, el cierre de escuelas y facultades para “cobertura” las reuniones entre las autoridades de la Junta de Conciliación y Arbitraje y los representantes del rector de la Universidad. De paso afectan a terceros, a la población de la ciudad de Oaxaca, a quienes si estudian y trabajan, a quienes algo importante tienen que hacer, como acudir a citas médicas.

A partir del jueves 22, una de las fracciones el Sindicato de Trabajadores Académicos (STAUO), acordó estallar la huelga, a pesar de no tener el reconocimiento de las autoridades laborales. No ha importado a los líderes del grupo los efectos que la suspensión de actividades tiene en perjuicio de la razón de ser de la institución, de los alumnos. Importa el aumento salarial del 50 por ciento, el calificado presunto complimiento al contrato colectivo de trabajo, a pesar de no contar con la toma de nota, que es el reconocimiento de la autoridad laboral.

La situación en la Universidad Benito Juárez de Oaxaca es incomprensible. Los activistas de los sindicatos ocupan posiciones de dirección, ejercen cargos obtenidos a base de presión y chantaje, presuntamente son colaboradores del rector. Por momentos portan el traje de secretarios, de funcionarios. En el momento que consideran oportuno se despojan de esa vestimenta y se visten con la camiseta de dirigentes sindicales. Son jueces y parte. Toman decisiones no de acuerdo a los intereses generales e institucionales, sino en beneficio de los particulares, los de su sindicato.

No ha habido rector que se dedique de tiempo completo atender los problemas de la comunidad estudiantil, satisfacer necesidades, planear y dirigir las actividades académicas. De investigación y difusión de la ciencia y la cultura. La autoridad electa por alumnos y trabajadores se convierte en rehén de los sindicatos, grupos y porros. Se dedica a administrar conflictos, atender las demandas de los sindicatos, a gestionar apoyos y presupuestos que no alcanzan para cubrir salarios y responder a las demandas exageradas.

En estas condiciones la Universidad no sale ni saldrá del bache si los trabajadores continúan siendo sus peores enemigos.


Opinión de Mario Blanhir González

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