Por Carlos Ornelas*
El colega Pancho Garfias, en su Arsenal de ayer en estas páginas, publica confidencias de Rafael Ochoa Guzmán, vicario fiel de Elba Esther Gordillo por muchos años. Ochoa era el prototipo de la obediencia ciega, dispuesto a lanzar dardos envenenados a quien la señora Gordillo se lo pidiera. Quizá quien más los sufrió fue la hoy candidata del Partido Acción Nacional al gobierno del Estado de México, Josefina Vázquez Mota.
La señora Gordillo prefirió a Juan Díaz de la Torre por sobre Ochoa; hasta lo despidió de su cargo de secretario general ejecutivo del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, de fea manera, además. Ochoa incluso renunció al SNTE y, con las escasas fuerzas que le quedaban, se dedicó a denostar a su sucesor y a gente que antes le era cercana.
Ironías de la historia. Ochoa regresa hoy a su papel de escudero devoto, pero torpe, de su antigua patrona.
En una declaración que exuda franqueza —cinismo dirían algunos— Ochoa le dijo a Pancho Garfias que Gordillo ya fue exonerada de dos de tres cargos, se encuentra a un paso de irse a su casa. Cito: “Ya encarrerado, nos dice que la libertad simple y llana de la maestra Gordillo está tan cerca, que ya apareció por allí un “intermediario” —así lo llama— que se dice cercano al juez que lleva el caso… Promete que la otrora dirigente sindical quedaría libre en mes y medio a cambio de una cantidad de dinero —que no precisa— que permita al juzgador una jubilación tranquila”.
Atención, Ochoa señala que Gordillo es una presa política, expone que la señora Gordillo será puesta en libertad no porque el gobierno haya cometido una ilegalidad, sino porque los jueces se pueden comprar. ¡Qué bueno que lo reconoce! Si la Procuraduría General de la República lo quiere, puede solicitar a la Suprema Corte de Justicia que remueva al juez de esa causa.
Más aún, habrá que averiguar cómo y por qué otros jueces le concedieron amparos o la exoneraron.
EEG se mueve, quiere salir de su hospital-prisión donde, dicen las crónicas, no la pasa mal. Por eso, si se les hace caso a las deposiciones de Ochoa, ella “aprobó” su iniciativa para apoyar a Delfina Gómez Álvarez a la gubernatura del Edomex. Claro, Delfina es maestra, integrante de la sección 36, la cuna política de la señora Gordillo. Pero a fe mía que ésa no es la motivación principal. Es otra más de sus estratagemas para presionar al gobierno y alcanzar su libertad. Quizá la candidata de Morena, Delfina Gómez, le importe muy poco. Sus blancos son el presidente Peña Nieto y, de nuevo, Vázquez Mota.
En la entrevista con Garfias, Ochoa se queja del “lenguaje de la Chimoltrufia” que, según él, utiliza Andrés Manuel López Obrador, pues no le da el visto bueno definitivo a la alianza que le propuso Gordillo, mediante la intervención de Esteban Moctezuma.
Hay algo de razón en la desconfianza de AMLO. No sabe qué ventajas le pueda atraer la alianza con Gordillo. Tal vez esté calibrando si un pacto con ella le acarrea o le aleja votos.
Ésa es una cuestión que está en el aire. Los exfieles de la señora Gordillo ya perdieron la dirigencia de las secciones 36 y 17, las dos del Edomex. Dudo que puedan movilizar a los casi 80 mil trabajadores de la educación y sus familias a votar por Delfina Gómez. Al contrario, tal vez aleje a los afines a Díaz de la Torre —que ya son mayoría— y las fuerzas de la disidencia que, concedo, no rebasan los tres mil afiliados.
Si, como especulo, el gobierno reacciona con energía y logra que la Corte remueva al magistrado que lleva el juicio de la señora Gordillo, sus ardides fracasarán. Si eso sucede, el “pacto” entre AMLO y la señora Gordillo será más breve que el paso de las golondrinas.
Retazos
Con las revelaciones de su amigo, la señora Gordillo no necesita de enemigos.
0 comentarios :
Publicar un comentario